Quien nace siendo coleccionista, muere siéndolo, lo único que cambian son tus intereses. Cuando era adolescente coleccionaba bandas sonoras y libros de fantasía. Cuando empecé a trabajar y dejé de tener tiempo para leer libros, empecé a coleccionar cómics y DVD, y ahora que tengo hijos mi interés se centra en juguetes, concretamente en aquellos con los que yo disfruté de pequeña, pues me inspira nostalgia y también la ilusión de jugar con ellos a los mismos juegos con los que yo jugaba a su edad, y, de ésta manera, ver brillar en sus ojos la misma magia que me inundaba a mí cuando surcaba los mares en mi buque corsario, o jugaba a asediar el castillo de Playmobil, o me perdía en las mágicas tierras del Hero Quest.