CADA CUAL QUE APRENDA SU JUEGO. J.A. Labordeta [ed. Júcar, 1980]

Cada cual que aprenda su juego reúne dos novelas cortas: la que da título al volumen y El trajinero. Labordeta aborda en ambas una muy parecida técnica en el trasvase de la corriente temática. Su peculiar procedimiento, estimulado por unas eficaces indagaciones en el materialnarrativo, incide en fundamentar una especie de realismo maravilloso, en cuyas afluencias se basa de alguna importante manera la sugestión y la intensidad framática de las situaciones descritas.

Dentro de un clima rural de posguerra, equidistante entre el objetivismo histórico y la desbordante intimidad, la novelística de Labordeta viena a situarse en una sintomática —y vigorosa— confluencia generacional.

En ambos relatos, abrumadoramente recorridos de despiadadas memorias y distensiones sensoriales, la tradición ha quedado una vez más actualizada con unas fértiles aportaciones de carácter experimental y un manifiesto y enriquecedor dominio del lenguaje.