BIBLIA INCUNABLE, 1480, NUREMBERG, KOBERGER, FOLIO REAL



État du lot: Normal (avec des signes d'utilisation normale)

De la Primera generación de Biblias, impresas en folio real (la dimensión del doble folio del pergamino de cordero). Es la última de las biblias de la época de oro del Incunable; y la 5ª impresa por Koberger. Tiene los tipos de las anteriores y son los más característicos de Koberger.

Miles de capitulares dibujadas a mano en 441 hojas. La caligrafía de las capitulares es de lo más buscado y apreciado; y del escritorio de Koberger en Nuremberg

El texto bíblico está completo: pero al libro le falta el prólogo y el índice final. Las tres últimas hojas están facsimiladas (corresponden al final del Apocalipsis y al colofón).

El libro tiene manchas de agua en especial en las 3 primeras hojas; donde se han corrido, en parte las tintas manuscritas. Se ha procurado foografiar todos los defectos importantes; también tiene glosas manuscritas en los márgenes, algunas cortadas por la guillotina. A pesar de todo el aspecto es magestuoso; como corresponde al la primera generación de Biblias. La mayoria de las hojas están muy limpias, las fotos corresponden a todas las defectuosas.

La encuadernación es moderna sobre tabla; al estilo histórico; tiene restos de encuadernaciones anteriores y mínima polilla solo en la encuadernación.

POSIBILIDAD DE EXAMEN

La posibilidad de tener una Biblia incunable en este estado y a este precio es irrepetible; además es una de las Biblias míticas; a partir de 1580 la Biblia redujo sus dimensiones y los incunables se consideran de otra generación

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Koberger, padre de las biblias impresas

Pedro Jiménez.- Los libros y rollos manuscritos tienen miles de años de historia, pero no podemos decir lo mismo de los libros impresos. Los primeros de los que se tiene conocimiento se imprimieron en China con bloques de madera tallados y datan del año 868 de nuestra era. Hubo que esperar hasta 1455, aproximadamente, para que el alemán Johannes Gutenberg, usando los tipos móviles de metal de su invención, produjera el primer libro impreso de importancia: una Biblia en latín. Pocos años después, cuando la industria editorial alcanzó cierto desarrollo, la Biblia y otras publicaciones comenzaron a tener una amplia difusión. En Alemania, el centro de la actividad editorial era Nüremberg, ciudad natal de Anton Koberger, considerado el primer editor e impresor a gran escala de la Biblia.

Conozcamos un poco mejor su vida y obra a fin de entender por qué gente de todas las culturas les debe mucho a él y a otros pioneros en la edición de la Biblia.

En 1470, Koberger inauguró la primera imprenta de Núremberg. El negocio se expandió a Basilea, Estrasburgo, Lyon y otras ciudades europeas. En su mejor momento llegó a contar con veinticuatro prensas que funcionaban simultáneamente, dando empleo a un centenar de trabajadores, entre operarios, artesanos y otros. Koberger publicó escritos medievales en latín y buena parte de la literatura científica de su tiempo. En total editó 236 obras, algunas de las cuales tenían varios cientos de páginas que había que imprimir de una en una utilizando prensas manuales.

Los libros editados por Koberger eran conocidos por su belleza y por la claridad de su impresión. Esto se debía a la excelente calidad de los caracteres utilizados. Como afirma el historiador Alfred Börckel, “Koberger siempre empleaba tipos recién fundidos, con los bordes bien definidos. No permitía el uso de letras desgastadas”. A esto hay que añadirle que muchos de sus libros y biblias contenían detalladas ilustraciones realizadas con planchas de madera grabadas. Ello le permitía aunar las ventajas de ambas tecnologías, la antigua y la moderna, sin perder la calidad que brindaban cada una de ellas en su campo (texto e imagen).

Sin embargo, de todos los trabajos que realizó a lo largo de su carrera, se destaca uno en particular. Lo cierto es que, según su biógrafo Oscar Hase, Koberger “dedicó una especial atención a la Biblia”: tanto él como sus compañeros de profesión no escatimaron esfuerzos para conseguir los manuscritos bíblicos más exactos disponibles en aquella época, pues su empeño no era sólo puramente empresarial, sino cultural, artístico e incluso espiritual. Ello no resultaba fácil, pues muchos pergaminos eran tesoros celosamente guardados en algunos monasterios a los que el acceso era poco menos que imposible. Y en el remoto caso de que se prestaran, apenas se concedía tiempo para copiarlos.

A pesar de todo, el trabajo de Anton Koberger no fue en vano. Este pionero en el arte de la impresión logró que libros de distintas clases se difundieran más ampliamente en Europa y a precios más asequibles. La labor de Koberger contribuyó a que, con el tiempo, la Biblia llegara a estar al alcance de todo el mundo.

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