LOPE TABLADA DE DIEGO (Segovia, 1903-1974) - SEPULVEDA, 1949 - OLEOTABLA

Interesante oleo sobre lienzo, titulado: Sepulveda, fechado en 1949 y firmado por el autor.

Buena calidad, esta un poco sucio y no lucen los colores, buena oportunidad para coleccionistas Segovianos, va con un marco de época posterior.

• Medidas pintura:26 x 20 cm. Medidas marco: 32,7 x 27 cm.

Tablada de Diego, Lope. Segovia, 14.XII.1903 – 22.VIII.1974.

• Hijo del también pintor y decorador Lope Tablada Maeso. Tras realizar estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Segovia, donde ingresó en 1913, continuó su formación en la Academia de Bellas Artes de San Fernando entre los años 1920 y 1926. Obtuvo su primer gran éxito en la Exposición de Artistas Segovianos de 1921, con más de treinta óleos básicamente de tema segoviano, paisajes urbanos y rurales, recibiendo la felicitación personal de doña Isabel de Borbón. Desde entonces participó en numerosas exposiciones, tanto de carácter local (Universidad Popular de Segovia, 1922) como nacional (Exposición Nacional de Bellas Artes de 1924, Salón de Otoño de 1925) e internacional (Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929).
• En 1926 recibió una Beca de Paisaje del Paular, lo que le permitió trasladarse durante un año a Cudillero (Asturias). A su regreso a Segovia volvió a exponer temas locales y también paisajes asturianos, que compagina con algunas salidas (Palencia, 1932) y obras singulares (Alegoría de la República, 1931). Entre 1949 y 1958 vivió en Sepúlveda, a la que pintó en más de cien cuadros. Ya en la década de 1960 el paisaje segoviano vuelve a dominar sus composiciones, ahora de mayor formato y con una pincelada abocetada de trazo fuerte. Son los años de plenitud, de madurez, participando en seis exposiciones individuales (Segovia, Ávila, Cuenca, Madrid) y diez colectivas, entre ellas siete Salones de Otoño, logrando medalla en tres de ellos con las obras Panorámica de Segovia, 1963, Los Parrales, 1966 y Otoño en La Velilla, 1972.
• Pintor vinculado al realismo, su carácter áspero y pesimista hunde sus raíces en la España Negra de Gutiérrez Solana, a la vez que, interesado por el paisaje de Castilla, la admiración por los hermanos Zubiaurre y por Ignacio Zuloaga se dejará notar también, sobre todo en las primeras obras. Uno de sus trabajos más significativos fue la decoración mural del Mesón de Cándido, en el Azoguejo segoviano, llenando sus paredes de temas costumbristas de carácter local que iniciara en 1933 y que fue completando a lo largo de cuarenta años.