Antigua Cámara Lucida de Latón por Pierre Berville. Completa. París, Francia, circa 1880
Esta antigua cámara lúcida o cámara clara universal, de latón, fabricada en París alrededor de 1880 por Pierre Berville, se presenta como una pieza excepcional tanto por su rareza como por el magnífico estado de conservación que mantiene. El conjunto conserva íntegramente su estructura original, elaborada en latón dorado con un acabado cálido y elegante que denota la calidad de la fabricación francesa de finales del siglo XIX. A diferencia de muchos instrumentos ópticos de la época, que suelen mostrar desgaste evidente, esta cámara lúcida destaca por la limpieza de sus superficies, la nitidez de sus bordes y la firmeza de todos sus elementos mecánicos, lo que permite apreciarla como un ejemplar realmente privilegiado dentro de su categoría. El estuche de madera, con interior en fieltro verde, forma un marco perfecto para el instrumento, mostrando un aspecto cuidado y estable que subraya la importancia original del conjunto.
El grabado presente en la base de sujeción indica claramente Chambre Claire Universelle Modèle Déposé, Made in France, junto a las iniciales PB propias de Pierre Berville, uno de los fabricantes más reconocidos de instrumentos ópticos en Francia durante el final del siglo XIX y principios del XX. Este tipo de cámara lúcida, destinada principalmente a artistas, naturalistas y profesores de dibujo académico, era una herramienta fundamental para reproducir con precisión contornos y proporciones gracias al uso de un prisma especial que superpone la imagen del modelo sobre el papel. El prisma incluido en este ejemplar se conserva en excelente estado y permite todavía hoy una visión precisa y clara, exenta de alteraciones o pérdida de transparencia. A su vez, las doce lentes suplementarias originales que acompañan al instrumento se presentan completas, sin fracturas ni veladuras, y cada una se guarda en su alojamiento numerado dentro del estuche.
El brazo extensible de latón funciona con una suavidad sorprendente para un instrumento de 140 años de antigüedad. El sistema telescópico permite alcanzar la longitud total sin puntos de fricción y cada sección conserva su línea cilíndrica intacta. Igualmente, el mecanismo articulado responde con precisión a cada ajuste, manteniendo firme la posición deseada sin holguras ni pérdida de estabilidad. El soporte de sujeción a la mesa, accionado por un tornillo de rosca profunda, se mantiene sólido y plenamente funcional, lo que permite utilizar el instrumento exactamente del mismo modo que en su época original. Este nivel de operatividad es muy poco frecuente en cámaras lúcidas tan antiguas, especialmente en modelos fabricados íntegramente en latón.
El conjunto posee un encanto visual extraordinario que combina la nobleza del latón envejecido con la elegancia cuidada del estuche en madera. Se trata de una pieza perfecta para presentar en un gabinete de colección científica, un estudio de dibujo, una biblioteca, un espacio dedicado a instrumentos ópticos históricos o para su uso real, dado el excelente estado de conservación. La presencia de la firma PB grabada en la base refuerza aún más su interés, ya que los modelos de Berville son actualmente muy buscados debido a su escasez y a la calidad indiscutible de su construcción. Este ejemplar resulta ideal tanto para coleccionistas avanzados como para quienes desean incorporar una pieza científica antigua de alto nivel, en perfecto estado y lista para ser disfrutada.
Una cámara lúcida de 1880 tan completa y en este estado es extraordinariamente difícil de encontrar. Es una pieza auténtica que combina elegancia, precisión técnica y funcionalidad plena. Representa una oportunidad sobresaliente para sumar a cualquier colección un instrumento óptico histórico de calidad excepcional.
Medidas: Largo total máximo extendido: 48 cms. (18,90 in). Estuche : 30 cms (11,81 in).
Historia de la Cámara Lúcida
La cámara lúcida fue inventada por William Hyde Wollaston en 1807 y desde su aparición se convirtió en una herramienta esencial para dibujantes, científicos y académicos. Este ingenioso dispositivo óptico permitía superponer la imagen del objeto observado sobre la superficie de dibujo, lo que facilitaba la representación exacta de contornos y proporciones sin necesidad de recurrir a complejos cálculos de perspectiva. Durante el siglo XIX, su uso se extendió ampliamente en academias de arte, estudios de arquitectura, laboratorios de historia natural y expediciones científicas, ya que permitía obtener apuntes precisos en poco tiempo y con gran fidelidad.
A medida que avanzaba el siglo, diferentes fabricantes europeos comenzaron a mejorar el diseño original, introduciendo sistemas articulados más estables, brazos extensibles, prismas de mayor calidad óptica y juegos de lentes que permitían adaptar la cámara a diversas distancias focales. Francia se convirtió en uno de los centros más importantes de producción, y talleres como el de Pierre Berville destacaron por la precisión mecánica de sus instrumentos y por la finura con la que trabajaban el latón y los mecanismos de ajuste. Estos modelos eran apreciados por su durabilidad, su suavidad de manejo y su capacidad para ofrecer imágenes limpias y bien definidas.
Aunque su popularidad disminuyó con la llegada de la fotografía, la cámara lúcida siguió utilizándose en campos como la microscopía, la ilustración científica, el paisajismo y el retrato, donde la mano del dibujante seguía siendo imprescindible. En la actualidad, las cámaras lúcidas antiguas representan un capítulo fascinante de la historia de la óptica y el dibujo técnico. Las piezas completas y en buen estado son muy valoradas tanto en colecciones privadas como en museos, y por dibujantes profesionales y aficionados, ya que ilustran de manera directa la evolución de las técnicas de representación antes de la era fotográfica.