Ludovico de Lossada (Luis de Losada): Cursus Philosophici Regalis Collegii Salmanticensis... Tertia Pars.
Libro antiguo en latín de filosofía y ciencia impreso en Salamanca en 1750.
Contiene los tratados sobre la generación y la corrupción, sobre el mundo, el cielo, los elementos, el alma y otras cuestiones metafísicas.
Encuadernación en pleno pergamino de época con el título rotulado a mano en el lomo con caligrafía gótica.
Losada, Luis de. Quiroga (Lugo), 20.II.1681 – Salamanca, 21.II.1748. Jesuita (SI) polemista, catedrático, filósofo.
Nació en el seno de una familia hidalga y recibió una educación muy cuidada y esmerada. Entró en la Compañía de Jesús en la ciudad universitaria de Salamanca, en mayo de 1698. Continuó, dentro de ella, su formación en Filosofía —entre 1701 y 1703, en Santiago de Compostela— y en Teología —entre 1704 y 1708, de nuevo en Salamanca—. Destacó por sus dotes de inteligencia, memoria, curiosidad e inquietud hacia numerosas disciplinas, destacando muy pronto en la provincia de Castilla. Como religioso de la Compañía comenzó, tras su período de probación y formación, como profesor de Humanidades en el noviciado de Castilla, además de prestigioso estudio de Latinidad. En Villagarcía de Campos, permaneció entre 1708 y 1710. Pasó a leer las disciplinas de Filosofía en el colegio de Medina del Campo —entre 1710 y 1713— y Sagrada Escritura, en Salamanca, en los últimos treinta años de su vida, entre 1718 y 1748. Al mismo tiempo, destacó muy especialmente como misionero, mostrándose muy cercano a la defensa de la Compañía, que se enfrentaba ya a un clima claro de antijesuitismo. Dos hermanos suyos profesaron también en el instituto ignaciano, aunque murieron prematuramente, lo cual afectó notablemente al padre Losada. Contaba con un carácter difícil y contradictorio, era ingenioso y le gustaba desarrollar la polémica en sus escritos, aunque disfrazado detrás de un pseudónimo. De ahí que, desde 1726, viviese en una dehesa llamada Miguel Muñoz, propiedad del colegio de Salamanca.
En su dimensión polemista ejerció una notable influencia en el también jesuita José Francisco de Isla, autor del célebre y exitoso Fray Gerundio de Campazas, pues ambos redactaron antes La juventud triunfante, una obra de carácter festivo, publicada en 1727 con motivo de la canonización de los santos Luis Gonzaga y Estanislao de Kostka, y describiendo las fiestas que se desarrollaron en Salamanca. En aquellas páginas nació la idea de la novela protagonizada por fray Gerundio de Campazas, toda una sátira contra los predicadores de su tiempo. Losada también atacó probablemente a los “malos escritores” en una obra que se ha dudado en su atribución, pues fue publicada bajo pseudónimo en el Diario de los Literatos de España en 1741: “Sátira contra los malos escritores”.
Defendió las posiciones teológicas de la Compañía de Jesús, en la dimensión de las alternativas de cátedras entre el tomismo y el suarismo. Tampoco se mostró ajeno a las posiciones de los bolandistas, desde los cuales se trataba de eliminar las numerosas fantasías que se habían incluido en las vidas de los santos. Luis de Losada estuvo mezclado en las dudas que se plantearon a la hora de defender el origen nobiliario de santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos, así como otros aspectos de la vida de san Bernardo de Claraval. Cuando en 1737, el Catecismo de Gaspar de Astete fue condenado por la Inquisición, Losada se entregó igualmente a su defensa.
En una línea diferente a la polemista, escribió este jesuita el Cursus Philosophicus, destinado a los jóvenes jesuitas en formación. Su elaboración es fruto de sus años de docencia en el colegio de los jesuitas de Medina del Campo. Su publicación se fue distanciando en el tiempo, pues en 1721 y 1724, se entregó a la imprenta la parte correspondiente a “Summulae”, en 1730 correspondió en la “Physica”, mientras en 1735 corresponderá a la “Cosmología-Animastica-Metaphysica”.
No era un terreno creativo sino más bien de sistematización de los saberes, de los autores, de las autoridades, dentro del contexto intelectual del pensamiento y del sistema teológico propio de Francisco Suárez. Se mostraba contrario a las proposiciones de los modernos, defendiendo Losada que la modernidad se debía encontrar en resucitar el viejo presocratismo, despertados, aumentados y estructurados —como afirmaba el propio Losada— por René Descartes. Martínez Gómez considera que quizás se trató del último de los escolásticos, y que esta obra fue reeditada en tiempos de la neoescolástica de la teología española en el siglo xix.
Salmanticae (Salamanca), Ex Offic. Typ. Antonii Josephi Villagordo et Alcaraz, 1750, 21 x 16 cm., 396 pp. Falto de las guardas, portada y última hoja del índice con pérdidas de papel, por lo demás ejemplar en buen estado. Libro antiguo del siglo XVII en latín.
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