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Zamora, José de (ilustrador), Le chateau du diable. Contes magiques en couleur, Paris, Union Latine d’Editions, 1925.
4º. (23,5 x 18,5 cms.), 200 págs. + 2 hs. Encuadernación editorial ilustrada. Ilustraciones a color.
Contiene: Le chateau du diable; Ce que peuvent quatre grillons; A la recherche de la peur; La destinée de Catherine; Le spirituel favori; La trahison de Roger; L’enchateur et sa cornemuse; Un serviteur fidèle; Le palais de neige; Jean et son chat; Un rêve providentiel; La déroute du loup; L’arbrisseau magique.
José de Zamora (Madrid, 1889–Sitges, 1971), más conocido como Pepito Zamora, fue un importante modisto y diseñador de moda, que dedicó gran parte de su vida a la ilustración de obras de muy diversa índole, así como autor de cuentos y relatos breves. Se formó en el taller de alta costura de Paul Poiret, y con el estallido de la Primera Guerra Mundial regresa a España, abriendo en 1918 su primera casa de modas en la calle Núñez de Balboa de Madrid, con gran influjo de la moda francesa (Sergio Dhiaguilev y Ana Paulova le encargarán figurines para sus ballets). De 1921 a 1922 coordina una sección de moda, La Gaceta de Buen Tono, en la revista Nuevo Mundo. Colaborará asimismo ilustrando artículos de La Esfera. En estos años veinte locos, alterna su vida entre Madrid y París, entre el diseño de moda y la ilustración de cuentos para la editorial Calleja. Durante esta época se relaciona tanto con la bohemia más alocada europea, como con los intelectuales vanguardistas. Así, participa en las tertulias de Ramón Gómez de la Serna en el café del Pombo, donde estable relación con otros ilustradores como Salvador Bartolozzi. Es esta una etapa en el que comienza a mostrar interés por la escritura: publica artículos en revistas ultraístas como Cosmópolis o Trablero; ven luz algunas de sus novelas como Farsa y La señora que dio a luz a un Citroën, y colabora en obras dramáticas como Sueños de Opio con Antonio Lara de Gavilán, “Tono”, y Tomás Pellicer. Al fin se traslada definitivamente a París, donde abre una boutique en la prestigiosa rive gauche, en la que diseñará vestuario de revista de la época folle. Figurista del Casino de París, se le comparó en su época con el afamado Erté, a la vez que continua trabajando como diseñador gráfico y afichista siendo el encargado de realizar los carteles del propio Casino de París. Tras la invasión nazi de la ciudad del Sena, se ve obligado a retornar a España, instalándose en Sitges donde vivirá hasta su muerte.
Los dibujos de Zamora se caracterizan por lo refinado y estilizado de sus líneas, entre lánguidos y vivaces, entroncando con el modernismo y los arabescos negros de Aubrey Beardsley, pero con menor recargamiento, hasta derivar en el art decó y el fovismo. Le gustaba dibujar mujeres fantásticas, desbordadas, barrocas en traumas, poesías por un torturado narcisismo, pero resueltas con la sencillez de trazo que caracteriza a todo el grupo de contemporáneos. A la postre sus diseños se aproximan a la estética naif que desarrolla en sus expresivas e ingenuas ilustraciones, a veces caricaturescas, que realiza para la editorial Calleja, donde junto a Rafael de Penagos, Federico Rivas y Salvador Bartolozzi conforman el cuarteto sobre el que se sustenta la mayor parte de la producción de la editorial madrileña. Pepito Zamora será el encargado de los Cuentos mágicos de Calleja muchos de ellos a color, ilustrados en cuatricromia, lo que le debió permitir trasladar su gusto en las obras que presentamos publicados en París por la Union Latine d’Editions.