Antigua Cámara de Campo Mackenstein. Roll Holder Eastman. Darlot nº 4. Francia 1885

Antigua Cámara de Campo Mackenstein. Roll Holder Eastman. Darlot nº 4. Francia 1885

Esta magnífica cámara de campo Mackenstein, fabricada en París, Francia, hacia 1885, es un auténtico testimonio de la era dorada de la fotografía de placas. Construida en sólida caoba con herrajes de latón, representa la perfección artesanal francesa aplicada a la ingeniería fotográfica. Está equipada con un objetivo Planigraphe Darlot nº 4 de apertura 1:9 y número de serie 1020, montado sobre un obturador de cortinilla completamente restaurado, por lo que el obturador está en estado de funcionamiento. El conjunto, de formato 13x18 cm, incluye tres chasis originales del mismo formato, dos de ellos aún cargados con sus placas fotográficas, detalle que subraya su estado excepcional.

Esta cámara es de tipo Tailboard, lo que permite una amplia gama de movimientos y un enfoque preciso, propios de las cámaras de estudio y exteriores de finales del siglo XIX. El fuelle, conservado en excelente estado, no presenta filtraciones de luz y mantiene toda su flexibilidad original. Su estructura, cuidadosamente cuidada, luce una pátina noble y uniforme que denota el paso del tiempo con dignidad sin perder la elegancia original del acabado Mackenstein.

El elemento que convierte a esta pieza en una auténtica rareza es el adaptador Eastman Roll Holder que la acompaña. Se trata de un ejemplar del primerísimo cargador de rollo de película, inventado y fabricados por la Eastman Dry Plate & Film Co. en Rochester, Nueva York, USA, empresa posteriormente conocida como “Eastman Kodak” y antes de adaptar su nombre definitivo. Los Roll Holder eran distribuidos en Europa por la propia casa Mackenstein. Este dispositivo permitía utilizar película en papel fotográfico en rollo, el llamado entonces “American Film” o “Película Americana”, antes de la aparición del celuloide flexible en 1889. Se utilizó solamente unos 5 años, y algunos se modificaron después. Esto convierte a este Roll Holder de Eastman en estado original, una pieza de museo de primera categoría. Está realizado en caoba con rodillos de madera y mecanismos de latón, manteniéndose en estado original, sin modificaciones posteriores, algo sumamente inusual. Con este accesorio, la cámara podía alternar el uso de placas de vidrio o película en papel, situándola en la vanguardia tecnológica de su época.

La combinación de una cámara Mackenstein y un roll holder Eastman de primera generación conforma un conjunto de enorme relevancia histórica y coleccionista. No solo por su belleza, sino porque representa la transición entre la fotografía de placas y el nacimiento de la película en rollo. El nombre de Mackenstein, grabado en la parte frontal, y las placas originales con la dirección parisina “15 Rue des Carmes”, confirman su procedencia auténtica y su comercialización directa en Europa.

El objetivo Planigraphe Darlot nº 4, de apertura 1:9 y número de serie 1020, es una pieza óptica de alta precisión que refleja la maestría de la casa Darlot, uno de los talleres parisinos más prestigiosos del siglo XIX. Fabricado en torno a 1880, este modelo pertenece a la serie “Planigraphe”, diseñada para ofrecer una excelente corrección de campo y una nitidez homogénea en toda la superficie de la placa, cualidades muy valoradas por los fotógrafos de retrato y arquitectura. Su cuerpo en latón macizo conserva el grabado original con la inscripción manuscrita del fabricante, y mantiene un acabado pulido que realza su elegancia técnica. Darlot, fundada por Jean Darlot, discípulo de Charles Chevalier, pionero de la óptica fotográfica, se distinguió por producir lentes de calidad excepcional, que rivalizaban con las alemanas de Voigtländer o las inglesas de Ross.

Los obturadores de cortinilla, como el que equipa esta cámara, funcionaban mediante una cinta de tela tensada que se desplazaba rápidamente frente a la placa fotográfica, abriendo una ranura calibrada por la que entraba la luz durante un tiempo preciso. La velocidad se controlaba variando la tensión del muelle y el tamaño de la abertura, lo que permitía exposiciones exactas, tanto en estudio como en exteriores. Este sistema, completamente mecánico, fue una de las innovaciones más avanzadas de su tiempo y precursor directo de los obturadores de plano focal modernos. Además, el conjunto incluye su sirga de disparo original, que permite accionar el obturador a distancia con suavidad y seguridad, manteniendo la estabilidad de la cámara durante la exposición.

Una pieza de museo, extremadamente rara de encontrar completa y funcional. Su valor trasciende lo estético: es un testimonio material del origen mismo de la fotografía moderna. Este ejemplar no solo encantará a los coleccionistas exigentes, sino también a quienes aprecian la historia técnica y la artesanía del siglo XIX. Un objeto que combina arte, ingeniería y emoción.

Esta cámara supone mucho más que incorporar una antigüedad a una colección: es poseer un testimonio histórico del nacimiento de la fotografía moderna, una pieza que marcó la transición del vidrio al rollo y encarna el genio técnico del siglo XIX. Su rareza, excelente estado y conjunto completo de accesorios originales la convierten en una inversión segura y de gran valor tanto dentro como fuera del mercado de coleccionismo fotográfico. Este conjunto fotográfico despierta una conexión emocional profunda con los pioneros que, hace más de ciento treinta años, experimentaban por primera vez el milagro de atrapar la luz y transformarla en imagen.

Medidas: 18 cm de ancho y 24,5 cm de alto (7,17 x 9,76 in).

Historia de la Cámara Mackenstein

La firma Mackenstein fue una de las casas fotográficas más reputadas de Francia durante la segunda mitad del siglo XIX. Fundada por el ingeniero alemán Heinrich Mackenstein en París, se especializó en la fabricación de cámaras de alta calidad para fotógrafos profesionales. Su taller, situado en el número 15 de la Rue des Carmes, se convirtió en un referente de precisión y diseño, muy valorado por estudios fotográficos y viajeros. Las cámaras Mackenstein se distinguían por su sólida construcción en maderas nobles, su fiabilidad mecánica y su capacidad para adaptarse a los avances del momento, como los sistemas de enfoque mediante cremallera o los obturadores de cortinilla sincronizados.

Durante la década de 1880, la empresa colaboró con importantes ópticos y distribuidores europeos, entre ellos Darlot y Hermagis, integrando sus lentes en sus modelos de cámara. La aparición de la película en rollo, impulsada por George Eastman en Estados Unidos, marcó un cambio radical en la historia de la fotografía. Mackenstein fue una de las primeras firmas europeas en ofrecer adaptadores compatibles con los nuevos roll holders, adelantándose a la mayoría de fabricantes. Estas cámaras híbridas, capaces de usar tanto placas de vidrio como película en papel, representan un punto de inflexión tecnológico decisivo.

El objetivo Darlot Planigraphe que equipa este modelo procede de otra de las casas parisinas más célebres. Jean Darlot fue discípulo de Charles Chevalier, inventor de las primeras lentes fotográficas, y sus objetivos gozaron de enorme prestigio por su nitidez y corrección óptica. El modelo Planigraphe era especialmente apreciado por su capacidad para ofrecer imágenes planas y uniformes, sin distorsiones.

El Eastman Roll Holder, patentado en 1885, supuso el preludio del cine y de la fotografía portátil. Permitió por primera vez la exposición continua de imágenes en serie, liberando al fotógrafo del proceso individual de carga de placas. Con la llegada del celuloide en 1889, este sistema se perfeccionó, pero los primeros roll holders, como el que acompaña a esta cámara, son piezas fundacionales del desarrollo fotográfico. Mackenstein, con su espíritu innovador, supo incorporar esta novedad americana a sus cámaras europeas, creando así una síntesis técnica transatlántica única.

En su conjunto, esta cámara encarna la unión entre la tradición artesanal europea y la revolución tecnológica estadounidense. Hoy es una pieza codiciada por museos y coleccionistas por representar, con elegancia y precisión, el tránsito entre dos eras de la imagen: la del vidrio y la de la película.